Guía Práctica del Buen Trato al Niño

  • Publicado el 03 de Diciembre de 2012

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La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) junto con la Asociación Española de Pediatría (AEP) y otras asociaciones relacionadas con la infancia, han elaborado la "Guía Práctica del Buen Trato al Niño".

 

La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) junto con la Asociación Española de Pediatría (AEP) y otras asociaciones relacionadas con la infancia, han elaborado  la "Guía Práctica del Buen Trato al Niño", dirigida a todas aquellas personas implicadas en el trato  y protección del niño.
 
Ser bien tratados es un derecho que tienen todos los niños y las niñas por el simple hecho de existir. En este sentido, el Estado está comprometido en proteger a la infancia de todas las formas de malos tratos realizados por padres, madres u otras personas responsables del cuidado de los más pequeños. Asimismo, al Estado le compete la obligación de establecer medidas preventivas y de tratamiento en caso de que este derecho sea vulnerado.
 
El buen trato incluye todos los estilos de relación y de comportamiento que promuevan el bienestar y aseguren una buena calidad de vida al niño. El buen trato se evidencia en el tipo de cuidado diario en todos los espacios que se le brinda al niño. Los autores de la Guía insisten en que un buen cuidado significa:
 
  • Dar amor, afecto y atención al niño. Los cuidadores deben abrazar, acariciar, hablar y confortar al niño.
  • Proteger al niño del abuso, del abandono y de la exposición a la violencia.
  • Animar a los niños a jugar, explorar y aprender.
  • Responder a las capacidades emergentes de un niño animando a desarrollar nuevas habilidades, estimulándole, hablando y jugando con él.
 
No hay que olvidar que el buen trato se inicia desde el nacimiento, se experimenta, se desarrolla, y se aprende desde la infancia. El recibir un buen trato favorece el desarrollo socio-afectivo sano, da seguridad, promueve la confianza y pone las condiciones favorables para futuros aprendizajes. Conlleva, además, una serie de beneficios: proporciona a los niños estabilidad, serenidad, tranquilidad, capacidad de reflexión y reconocer lo que se hace.
 
Por último, cabe mencionar que la responsabilidad de tratar bien al niño recae en quienes ocupan un lugar de jerarquía con relación a él: madre, padre, educadores, adultos de la comunidad y el Estado.