La salud en Internet

  • Publicado el 10 de Julio de 2012

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La gran cantidad de recursos sobre temas de salud disponibles en la red pone más información que nunca al alcance de todo el mundo, pero también puede generar excesos de confianza, alarmismos innecesarios, confusión e incluso riesgos físicos.

La gran cantidad de recursos sobre temas de salud disponibles en la red pone más información que nunca al alcance de todo el mundo, pero también puede generar excesos de confianza, alarmismos innecesarios, confusión e incluso riesgos físicos derivados de la poca calidad o incluso de la falsedad de los contenidos, así como la proliferación de la venta ilegal de medicamentos no autorizados. Para evitar los efectos contraproducentes del exceso de información y del fácil acceso a fármacos que pueden ser falsificados o ilegales, es importante conocer aquellos elementos que permiten distinguir si los contenidos de un lugar web determinado son fiables. En el ámbito de la salud, existen sellos específicos acreditativos de calidad y varios indicadores para identificar los medicamentos falsificados. En caso de duda, conviene contrastar siempre la información con los profesionales sanitarios.

Este es el Decálogo de la Información sobre Salud en la Web resultado de un proyecto de investigación coordinado por el Departament de Web Mèdica Acreditada del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona:

 

 

  • Internet es una fuente de información muy útil sobre temas de salud y constituye una interesante herramienta complementaria de orientación para el público general y los enfermos.

 

  • Es conveniente que mantengáis siempre una actitud vigilante ante la información de salud en Internet, puesto que existen webs que pueden presentar mensajes confusos, curas milagrosas o verdades a medias.

 

  • Desconfiad de los productos infalibles o efectivos para un amplio número de enfermedades, con ingrediente secretos o antiguos remedios, así como de promociones especiales, de obsequios o de rebajas para la obtención de tratamientos.

 

  • No adquiráis por Internet medicamentos que requieran receta médica, recordad que está prohibido. Para el resto de medicamentos tenéis que seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

 

  • Antes de ofrecer información general o sobre vuestra salud tenéis que aseguraros de conocer y comprender adecuadamente cuál será la utilización que se hará de vuestros datos.

 

  • Cuando visitéis un web con información sanitaria tendríais que poder responder a preguntas como: ¿Quiénes son los responsables de la web? ¿Cuál es la fuente original de la información? ¿Aparecen profesionales sanitarios identificados? ¿Está actualizada? ¿Quién financia la web? ¿Se especifica cómo contactar con los responsables? ¿Los contenidos publicitarios están claramente diferenciados?

 

  • Antes de realizar cualquier pago por Internet tenéis que aseguraros de que la transacción es segura y cuáles son los términos del servicio que se va a obtener.

 

  • Si habéis sido víctima o habéis detectado algún fraude en alguna web notificadlo a las autoridades sanitarias y/o a las asociaciones de consumidores.

 

  • En los lugares web que disponen de aplicaciones relacionadas con el correo electrónico, chats, foros y bloques, valorad los términos de uso y las cláusulas legales que ofrecen estos servicios para conocer su utilidad y limitaciones.

 

  • Ante cualquier duda sobre la información obtenida en Internet y antes de tomar decisiones que puedan afectar vuestra salud o la de vuestros familiares, consultad siempre con los médicos, farmacéuticos, personal de enfermería u otros profesionales de salud cualificados que os aconsejarán adecuadamente.


Ya hace tiempo que es habitual recibir correos electrónicos que invitan a adquirir algún tipo de medicamento a través de Internet a un precio muy bajo, pero estas ofertas acostumbran a ser ilegales y los medicamentos no tienen las autorizaciones necesarias para ser comercializados. A menudo se trata de productos falsificados, sin ninguna garantía de calidad ni de eficacia e incluso pueden ser perjudiciales para la salud. A pesar de que estos medicamentos pueden tener una apariencia legal, en realidad no se conoce el origen, ni la composición real y han sido fabricados, etiquetados o distribuidos de manera fraudulenta. Hay un conjunto de indicadores que nos pueden ayudar a identificar un medicamento falsificado:

 

  • Se ha ofrecido sin necesidad de receta, cuando en realidad hace falta.

 

  • Se ofrece a un precio rebajado y a través de ofertas.

 

  • El envase tiene poca calidad o defectos muy evidentes de impresión, está sucio o decolorado y tiene manchas. La presentación puede ser diferente de la habitual, en cuanto a forma y medida de los envases, tipos de letra, colores, blísters, disposición y número de los comprimidos, materiales, etc. Pueden carecer de los elementos de seguridad (hologramas, tintas de reflexión variable, sellos de seguridad) o ser deficientes, así como faltar precintos de inviolabilidad o presentar daños y un aspecto diferente.

 

  • El medicamento tiene color, forma, olor, sabor o textura diferentes de los habituales. No tiene las marcas habituales (ranuras, símbolos, letras, números) grabadas o impresas en su superficie.

 

  • No tiene el efecto esperado. Provoca reacciones nuevas que no son las habituales.

 

  • La fecha de caducidad puede estar aparentemente modificada o expresada de forma diferente de la habitual, al igual que la identificación de lotes.


Más información sobre Internet y los medicamentos, aquí.