Los vigoréxicos tienen una obsesión tan grande por el aspecto físico que pasan mañana y tarde en el gimnasio, se miran siempre en el espejo y nunca se encuentran satisfechos con su cuerpo. Sólo quieren desarrollar la masa muscular. Por eso, además de dedicarse compulsivamente al ejercicio físico, también modifican la alimentación y pueden llegar a tomar fármacos dopantes. La vigorexia, también denominada Complejo de Adonis, es una afección reciente y las asociaciones médicas internacionales no la reconocen como enfermedad.
La vigorexia afecta principalmente a hombres, pero las mujeres también pueden padecerla. Como los enfermos de anorexia y de bulimia, los vigoréxicos no se sienten satisfechos con el cuerpo que tienen y hacen todo lo posible para tener un aspecto atlético y musculoso. Se pesan varias veces al día, dejan de hacer actividades habituales para dedicar el máximo de tiempo al deporte, y consumen pocas grasas y muchos alimentos con hidratos de carbono y proteínas para aumentar la musculatura. Un vigoréxico puede llegar a tomar fármacos dopantes para acelerar y forzar el desarrollo muscular.
¿Cuáles son las causas?
Parece que los vigoréxicos tienen una predisposición genética a los comportamientos obsesivos y compulsivos, pero también intervienen factores socioculturales, como por ejemplo la influencia de los medios, que presentan al hombre fuerte y atlético como modelo de salud y de éxito social y sexual. Por otra parte, las personas con vigorexia comparten rasgos individuales: baja autoestima, nivel alto de autoexigencia y baja tolerancia a la frustración.
¿Es grave?
La práctica desmesurada de deporte llega a causar dependencia del ejercicio físico y provoca síntomas variados, como por ejemplo fatiga generalizada o aumento del dolor muscular y articular. Las sustancias dopantes que toman los vigoréxicos suelen tener muchos efectos secundarios y perjudican la salud: causan impotencia, provocan la caída del cabello o generan depresión y, en los casos más extremos, enfermedades de corazón y de hígado. La conducta de un enfermo de vigorexia puede degenerar en trastornos alimentarios y aislamiento social.
La Vigorexia tiene solución
Si crees que tienes vigorexia o bien sabes de alguien que tenga los síntomas, no te alarmes: tiene solución, pero con ayuda profesional. Si te diagnostican vigorexia tendrás que seguir un tratamiento con un equipo médico multidisciplinario para llegar a restablecer unos hábitos alimentarios saludables y dejar de obsesionarte por el aspecto del cuerpo.